Un día como hoy, 2 de febrero pero del
año 1999, el Comandante Supremo Hugo Rafael Chávez Frías asumió por
primera vez la Presidencia y juró ante la moribunda constitución de
1961, transformar a la Patria de Bolívar; impulsando los cambios
necesarios para el bienestar del pueblo y deslastrando para siempre el
modelo neoliberal que sólo respondía a los intereses de la oligarquía
nacional e internacional.
Con Chávez, otro guerrero de los llanos
venezolanos que vino al rescate de los valores republicanos, el pueblo
nacional recuperó la soberanía entregada por el conocido bipartidismo de
las toldas políticas Acción Democrática y Copei, a los provechos del
imperialismo norteamericano.
Con esta histórica toma de posesión, se
inició el camino que Venezuela sigue transitando 19 años después, en
donde se han impuesto los factores sociales y humanos por encima del
gran capital, que sólo da cabida en su sistema a las élites económicas
del continente.
El Comandante no falló en su juramento, y
el país empezó a palpar de nuevo cada uno de sus derechos, con el
fortalecimiento de la educación gratuita en todas las escalas, el
impulso masivo de la salud gratuita de calidad, con la potenciación de
hospitales y centros de salud a escala nacional; y la puesta en marcha
del convenio bilateral Cuba-Venezuela que dio nacimiento a la Misión
Barrio Adentro para la atención médica integral de la ciudadanía en los
sectores populares del país.
Asimismo, la alimentación se convirtió,
con la nueva Carta Magna redactada y decretada en diciembre de ese mismo
año, en uno de los derechos fundamentales para la colectividad
venezolana.
Es por eso, que luego de las
perturbaciones perpetradas por la derecha apátrida en 2002 y 2003 con
golpes de Estado y paros petroleros, el entonces Presidente Chávez dio
nacimiento a las cadenas de expendio y distribución de rubros
alimenticios Mercal y Pdval; establecimientos que vinieron a responderle
al pueblo en materia de insumos comestibles para paliar las
malintencionadas acciones de la clase media y alta del país, tratando de
paralizar toda la industria comercial y alimenticia, privando al pueblo
de una sana y correcta alimentación.
Fueron años iniciales repletos de duros
embates burgueses contra el Líder de la Revolución y contra la Patria,
pero que contaron con la amplia caballería socialista representada por
el pueblo para defender cada centímetro y ámbito del territorio
venezolano al que pretendieron seguir saqueando como lo hicieron durante
40 años de puntofijismo.
Los logros sociales y derechos
adquiridos en la nación, desde aquel momento, sólo son posibles en
Revolución; así lo planteó siempre el Gigante de Sabaneta; hombre que
entregó su vida entera por la construcción de un sistema igualitario en
el que convergen pueblo y Gobierno, unidos como un solo roble para
enfrentar las dificultades que le vengan al país por acto de los
constantes ataques externos.
Hoy más que nunca, los venezolanos y
venezolanas respaldan y ratifican aquel juramento para la felicidad y
estabilidad del país, basada en el rescate de una historia rica en
patriotismo y abundancia, distribuida en igualdad de condiciones para
toda la población y el impulso sostenible de una Patria que decidió ser
libre, soberana e independiente.
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