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Jose Vicente Rangel. |
José Vicente Rangel.– 1 Por
la vía que menos se esperaba, Venezuela obtuvo la confirmación del
entramado golpista montado y dirigido por el propio presidente de los
Estados Unidos, Donald Trump. Y pudiéramos agregar que la información la
publica el medio de comunicación menos sospechoso de parcialidad hacia
nuestro país: nada menos que The New York Times, un diario defensor del
status y nada amigo de los procesos políticos de avanzada en la región
latinoamericana, particularmente el que encabeza el presidente Nicolás
Maduro.
2 Aquí, en el país, muchos
hemos denunciado, sistemáticamente, la conjura instrumentada por el
gobierno de Trump, por los halcones y buitres que lo secundan, y por los
estímulos que el establecimiento militar de esa nación promueve en
diversos momentos y circunstancias. Durante los años 2017-2018 la
intensa reacción antivenezolana del gobierno norteamericano, de su
entorno económico, del cariz ideológico de los ataques, de las amenazas
constantes del Pentágono, del Comando Sur, la CIA, el FBI, estuvieron en
la primera plana de las noticias. Los voceros del imperio utilizaron,
incluso, un lenguaje sin medias tintas, descarnado, sin tapujos, para
descalificar al proceso bolivariano y al gobierno venezolano.
3 Pero siempre la oposición
venezolana desmentía la conspiración que avanzaba. Interpretaba con
dulzura infinita las amenazas y les negaba importancia. Siempre en
naciones del exterior hubo una excusa mediante la cual se negaba que la
verdadera intención del gobernante norteamericano fuera agredir a
Venezuela, conspirar contra la institucionalidad democrática del país,
y, mucho menos, meter las manos en los cuarteles para promover una
aventura golpista, o para organizar una invasión del territorio
nacional. En síntesis –decía la oposición vasalla de los EE.UU.–, no
existía por parte del presidente Trump propósito alguno de derrocar al
gobierno constitucional venezolano, y que quienes denunciaban esas
presuntas actividades desestabilizadoras y golpistas, lo hacían para
desacreditar a los Estados Unidos, a su gobierno, a sus instituciones, y
para distraer la atención de los ciudadanos de los temas fundamentales,
aquellos que más afectan a la colectividad nacional, como la situación
económica.
4 Ahora la develación de la
conjura, al más alto nivel del gobierno de los Estados Unidos, tiene
efectos letales. Porque constituye la más contundente comprobación de
que efectivamente había –y hay– una sórdida conspiración, urdida por el
gobierno norteamericano, contra las instituciones venezolanas. Que
efectivamente existe un plan para derrocar al gobierno legítimo de
Nicolás Maduro, producto del voto popular, y que los golpistas no tienen
escrúpulos para utilizar los medios y recursos que sean necesarios para
alcanzar ese logro.
5 Personajes del entorno del
presidente Trump se estuvieron reuniendo con oficiales venezolanos. ¿Con
cuántos? La información del diario habla de más de 100, a los que les
ofrecieron la logística necesaria, recursos financieros y apoyos de
inteligencia, pero que finalmente el plan no se ejecutó porque parte de
los comprometidos desertaron; porque el supuesto apoyo ofrecido por la
oposición no se concretó, lo cual frustraba la posibilidad de que el
golpe contara con apoyo popular. En otras palabras, que el golpe se
engatillo –lo que significa en lenguaje popular que se atascó. Es decir,
que a los oficiales que participaron en las reuniones con los
representantes de Trump se les enfrió el guarapo y que el propio
mandatario gringo se dio cuenta que los voceros de la oposición que le
calentaban las orejas, no tenían nada en la bola. Ahora los preparativos
se concentran en la intervención armada desde el exterior por “razones
humanitarias”. En la cual muchos no creen, por ahora, debido a que Trump
tiene bastantes problemas con los topos de la Casa Blanca y con el
libro en circulación del periodista estrella Bob Woodward.
Laberinto
El gobierno colombiano sigue en su campaña antivenezolana con bríos
renovados. Ahora con Duque en la casa de Nariño. No pasa un día sin que
diga algo contra el gobierno de Maduro y sobre el tema de la migración
de venezolanos. El énfasis que pone en la necesidad de crear un Fondo
multinacional de ayuda, porque Colombia no puede soportar la carga
económica sola, es sospechoso. Al final puede resultar algo parecido a
las cuentas del gran capitán…
Pero Duque debería preocupares más por la situación interna de su
país. El acuerdo de paz prácticamente fracasó. A diario son asesinados
líderes sociales, aumenta la inseguridad en general en el territorio
nacional y comienza a tomar cuerpo una severa crisis económica dada la
situación en que dejó Juan Manuel Santos las finanzas del país…
Por cierto, el Ministerio de Educación mandó a fabricar 24 millones
de cuadernos en Colombia, ignorando a INVEPAL que los fabrica, incluso
de mejor calidad. Pero así somos los venezolanos: esto ocurre mientras
el vecino nos bloquea la compra de medicinas…
En el Festival de cine de Toronto, Michael Moore presentó su nueva
película Fahrenheit 11/9, en la cual hace una radiografía implacable del
presidente Donald Trump. El film acaba de estrenarse en miles de salas
el pasado 21 de este mes. Dice Moore que “Trump es nuestro Frankenstein y
nosotros somos su doctor”. En efecto, la conducta exhibida por Trump es
lo más próximo a la irresponsabilidad. Insulta y agrede a todo el
mundo. Lo acaba de demostrar cuando su jefe de inteligencia, Jhon
Bolton, amenaza con sanciones a la Corte Penal Internacional si ésta
abre juicios a los efectivos militares y de inteligencia que operan en
Afaganistán por incurrir en delitos de lesa humanidad. Sanciones como la
prohibición a sus miembros de viajar a EE.UU., medidas sobre los bienes
de los integrantes del Tribunal y otras muy similares a las que se le
aplican a los miembros del gobierno venezolano y dirigentes del
chavismo…
Sorpresa te da la vida: para un intelectual calificado, historiador y
columnista, el venezolano es un “pueblo envilecido”. Envilecido porque
no se subleva contra el presidente constitucional, porque ante la crisis
económica no reacciona lanzándose a la calle para acabar con la
Constitución y las instituciones de la democracia. Para este personaje
seguramente que el pueblo no envilecido es el que hace causa común con
el golpismo, con la ingerencia extranjera en los asuntos internos del
país, con magnicidios frustrados como el del 4/A. Al personaje lo
exaspera que haya millones de compatriotas que votan por el chavismo y
que no se van del país. En lo que a mi respecta, no hay pueblo
envilecido. Todo pueblo es respetable, tanto aquel con el que uno
comparte ideas como el que discrepa de uno…
Pregunta ¿Hasta donde piensan llegar algunos cuerpos policiales? Las
informaciones sobre sus actuaciones son verdaderos partes de guerra.
Ejemplo: en un solo día de la pasada semana reportaron la muerte de 18
personas, 8 de ellas en Fuerte Tiuna. ¿Quién da las órdenes y qué
organismos del Estado investigan?…
Los gobiernos de Temer en Brasil y de Macri en Argentina fueron la
opción escogida por la derecha y la oligarquía para oponer, como modelo,
a los movimientos progresistas. Sus teóricos imaginaban que el problema
de gobernar naciones plagadas de conflictos se resolvía restableciendo
el equilibrio de las cuentas públicas, controlando la inflación, etc.
Pero por ahí andan esos modelos poniendo la torta.
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